Las ‘Corregudes de Joies’ renuevan la tradición y emoción a lomo de un caballo en la Playa de Pinedo
Una tradición con más de 140 años de historia. Son las clásicas ‘Corregudes de Joies’ que se celebran durante tres días de agosto en la valenciana playa de Pinedo. Jinetes y amazonas compitiendo en carreras de 700 metros sobre la arena a lomo de sus caballos sin silla de montar. Espectáculo, deporte e historia valenciana que la ‘Asociación de Corregudes de Joies i Sant Antoni Abat’ y la Fundación Deportiva Municipal del Ayuntamiento de Valencia mantienen vivos en la Festa Grossa de Pinedo.
Espectáculo sobre la arena.
Años y años de tradición y competicion que iniciaron los antiguos hombres de la huerta valenciana compitiendo por la preciada “joia”, un pañuelo de seda con una corona de laurel que tradicionalmente se regalaba a la amada. Hoy el premio sigue siendo el mismo, pero los jinetes compiten también con las amazonas y los caballos de labranza son ahora rápidos ejemplares. Diez participantes, seis hombres y cuatro mujeres en busca del premio.
Participación de amazonas.
Tres días de competición que se iniciaron con el desfile de la caballería de la Policía Nacional y Protección civil, que aunque no participaron en las pruebas si llevaron sus bellos ejemplares hasta la playa de Pinedo. Los días 12, 13 y 14 de agosto, la playa de Pinedo de vistió de historia y tradición en la caída del sol. Son las ‘Corregudes de joies’, nuestra historia y nuestro presente.
Las concejalías de Deportes y de Pedanías han impulsado una moción para solicitar ante la Conselleria de Cultura la declaración de esta carrera como Bien Inmaterial de Interés Cultural (BIC). La ‘Asociación de Corregudes de Joies i Sant Antoni Abat’, organizadora de la carrera y principal valedora del legado, ha aportado al expediente documentos antiguos que acreditan que la competición se remonta al menos a 1823 y que es una tradición heredada de padres a hijos. El origen de la celebración se remonta al siglo XVIII, cuando los agricultores de un mismo pueblo se desafiaban y cabalgaban sin utilizar silla de montar para demostrar su profesionalidad.
Fotos: José Royo.
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