Pinedo celebra las tradicionales ‘corregudes de joies’ dentro de los actos de su semana de fiestas
Este año se celebran del 12 al 15 de agosto en la playa de la Creu de la Conca de la pedanía
La arena de la playa de la Creu de la Conca de Pinedo albergará un año más las tradicionales ‘Corregudes de Joies’, organizadas por la Asociación de Corregudes de Joies i Sant Antoni Abad de Pinedo, que se celebrarán entre el 12 y el 15 de agosto a partir de las 18:00 horas.
Este año, se reservará el lunes para el pesaje de los animales y entrenamiento de jinetes y amazonas, mientras las carreras se disputarán los días 13, 14 y 15, día de fiesta grande en Pinedo.
La Festa Grossa de Pinedo, supone la oportunidad de presenciar en directo una de las joyas de la cultura popular valenciana: las ‘corregudes de joies’, duelos eliminatorios entre caballos que galopan durante 700 metros a orillas del Mediterráneo, sobre la arena de la playa de la Creu de Conca, en la pedanía valenciana.
Estas carreras, abiertas ahora a jinetes y amazonas mayores de 16 años, son la herencia de los duelos entre los agricultores de la huerta sur de la ciudad, cuyo origen acumula más de 150 años y en los que se batían por ver quien tenía el caballo de labranza más rápido. En la actualidad, las figuras del agricultor y el caballo de labranza han sido sustituidas por caballos de montar y jóvenes jinetes y amazonas. También ha variado la ubicación de las carreras, que ahora se celebran en la playa por su extensión.
Sin embargo, la ‘correguda de joies’ mantiene el espíritu de desafío competitivo de hace siglo y medio, de modo que los caballos se montan ‘a pelo’, sin silla, sólo con las riendas, para garantizar la seguridad del público que jalona el recorrido, y la de su jinete. Asimismo, se conserva la ‘joia’, pañuelo de seda con una corona de laurel que los participantes en la carrera lucen en el cuello a modo de distintivo y que, antiguamente, se regalaba a la amada finalizada la carrera.
La playa de Pinedo acoge una tradición única que se celebraba en diferentes localidades del sur de la capital y que se ha ido perdiendo por diferentes razones. Son una joya escondida que se ha adaptado como pocas tradiciones a los nuevos tiempos, con el respeto al animal y el protagonismo de la mujer como referentes de esa evolución.